Política

Conflicto en Medio Oriente

La caracterización de lo que estamos viviendo en estos momentos en el mundo acude a sostener lo que el Papa Francisco ha denominado como “Tercer Guerra Mundial en cuotas”.

El conflicto suscitado en la Región de todo el Medio Oriente, necesariamente nos lleva a reafirmar las palabras de este, en tanto insertos a un nuevo orden internacional que traerá aparejado “ganadores y perdedores mundiales”. Si la deslocalización del Capital y la financierización de la economía fue el carácter principal de la Globalización. La disputa por la vuelta de estos a sus países de origen y la “sostenibilidad o apropiación del trabajo”, como ordenador de las sociedades, empieza a ser una realidad de este nuevo esquema mundial. Dos vectores de competitividad nos trazan el nuevo horizonte mundial: “Alimentos y Energía”.

El 7 de octubre de 2023 no fue un día más en el mundo. El sorpresivo ataque realizado por Hamas a los asentamientos civiles de los Kibutz situados en la frontera de la Franja de Gaza dejó un saldo de 1.200 muertos y 250 rehenes. Esto generó la declaración de guerra por parte del Estado de Israel, que, a esta altura, ya contabiliza más de 30.000 civiles palestinos muertos y alrededor de más de 2 millones de desplazados de sus hogares. Se juega en este lugar del mundo, rico, pero inestable para la provisión de energía fósil, una disputa por quienes se constituyen en nuevos actores de este nuevo esquema mundial, buscando desplazar a Israel como histórico gendarme de la zona, sostenido estratégicamente por Estados Unidos. Así, Irán, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes mueven sus piezas en este nuevo tablero de ajedrez con diferentes capacidades, énfasis y resultados, sus movimientos tácticos conviven con la postergada concreción de los “dos Estados”, Israel y Palestina, estipulada por la resolución de la ONU de 1947 e impulsada por el concierto internacional; concreción que hoy es resistida por el primer ministro Israelí Benjamín Netanyahu. La Federación Rusa y Estados Unidos se destacan una vez más por su peso específico también en este espacio.

El 1 de Abril de este año, un ataque al consulado iraní en la capital de Siria, Damasco, dejó un saldo de siete altos comandantes de la Guardia Revolucionaria Iraní muertos. Hasta el momento el conflicto entre Irán y el Estado de Israel no pasaba de la retórica y de acciones indirectas, a través de Hezbolla en el Líbano y los Hutíes en Yemen, por ejemplo. Este episodio marcó un antes y un después, ya que hasta el momento no estaban involucrados ambos Estados en un enfrentamiento directo. La respuesta no se haría esperar y más temprano que tarde Irán, previo aviso a Estados Unidos y Rusia, llevaría adelante un ataque “medido” con misiles y drones el 13 de abril pasado sobre territorio israelí que fueron exitosamente interceptados por la famosa “Cúpula de Hierro” con la ayuda de Estados Unidos y otros países aliados de Europa. La Contraofensiva israelí sobre Irán hasta el momento no ha sido contundente, más allá de algunos cuantos misiles lanzados en forma área sobre parte de territorio iraní el pasado viernes 19 de abril. Esta decisión estaría fundada en la posibilidad de que esta no tenga el acompañamiento por parte de las potencias aliadas a Israel, para no generar una escalada de conflicto que tenga ribetes aún mayores en todo Medio Oriente.

En este contexto, cabe preguntarnos, si efectivamente se busca la estabilidad en toda esta zona o, por el contrario, se acude a una persistente “inestabilidad controlada” por parte de Rusia y Estados Unidos.

Por Cristian Svrsek

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