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River despidió con emoción a Gallardo

Casi tres mil días (2.982 exactamente) pasaron entre aquel encuentro y el de este domingo, y vaya que ha cambiado el Muñeco. Del pelo largo y peinado casi raya al medio al cuidado jopo con gel de hoy día. Del saco gris un tanto holgado y sin corbata al traje negro pintado y con corbata de los últimos tiempos. Y, sobre todo, de unas indicaciones de aliento y motivación en sus primeras épocas a las imágenes de retos y frustración que tanto se repitieron este semestre.

Y esta noche la cosa tuvo postales más parecidas a las últimas, con Gallardo en silencio, viendo cómo su equipo no le respondía dentro de la cancha, incluso en su despedida del Monumental luego de ocho años y medio de un ciclo envidiable. Claro que fue un silencio llenado por las ovaciones que les hinchas le dedicaron a su ídolo durante buena parte de la velada, con picos de emotividad en la previa y sobre todo en el post.

Gallardo apostó para la cita ante los dirigidos por Tevez -de afectuoso saludo con su colega en la previa- por varios de los jugadores que menos le rindieron en el semestre, casi que como a manera de desquite personal.  Elías Gómez, Héctor Martínez y Paradela desde el inicio sorprendieron a más de uno. Lo que no asombró tanto fue que al entretiempo, con Central arriba ya por 1 a 0 tras una floja reacción de Armani y gol del pibe Alejo Veliz, Gallardo optase por meter cambios múltiples, como sucedió en buena parte de sus últimos partidos.

Se ve que la noche no estaba dada para River porque apenas arrancada la segunda etapa el zurdo Blanco desbordó a Enzo Pérez y mandó un centro que Armani se jugó a cortar y permitió a Veliz marcar el segundo. Lo que siguió fue preocupante por el local (por lo futbolístico y también por el insólito empujón de un nervioso Quintero al árbitro en el final), en sintonía con la semana que vivió el Mundo River desde el anuncio del Muñeco.

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