En una gira poco usual, pero si enmarcada, en el contexto que está atravesando el
mundo. El presidente ruso, Vladimir Putin, visitó recientemente un país que ha dado
mucho que hablar en los últimos días. La visita de este a la República Popular
Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte, generó un fuerte
cimbronazo en todo el mundo. Ya que este último ha sido sancionado por la misma ONU
por llevar adelante prácticas “nucleares”.
En un contexto marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania, que según todos los
pronósticos no estaría muy lejos de terminar con un claro ganador (recientemente se
conoció el lanzamiento por primera vez de una bomba de 3 toneladas contra un objetivo
en Ucrania) y el conflicto siempre latente entre las dos Coreas (Corea del Sur y Corea del
Norte). El encuentro histórico entre los mandatarios de ambos países ha dejado mucha
tela por cortar.
Si bien la gira por todo Asia es parte de una estrategia por parte de Rusia de buscar
aliados que puedan contrarrestar el peso de Europa y en menor medida de Estados
Unidos y sus aliados en su lucha contra Ucrania. La misma está enmarcada en la
capacidad de influencia de Rusia, como uno de los principales países que buscan
modificar el panorama vigente hasta el momento en el mundo. En declaraciones del
presidente ruso ha destacado que “Nuestros países defienden consecuentemente el
establecimiento de un orden mundial más justo, democrático y multipolar. Rusia y
Corea del norte desarrollan una política exterior autónoma e independiente y no aceptan
el lenguaje del chantaje y el dictado”.
En este caso los acuerdos de cooperación en materia de seguridad y defensa no son
menores y han sido catalogados, según el presidente norcoreano Kim Jong-Un y el propio
presidente ruso, como un “Acuerdo integral de asociación estratégica”, lo cual además
de incluir ayuda militar e intercambio tecnológico entre ambos países, contiene una
cláusula más que importante para la defensa mutua, ya que el documento señala, que
habrá una “asistencia en caso de que uno de los dos países resulte agredido”. Un
tratado de ayuda y asistencia recíproca entre ambos países, si alguno de estos recibiera
una agresión externa de un país ajeno al mismo.
Rusia mueve sus fichas del tablero internacional y se fortalece de peones estratégicos
como contención ante un ataque por parte de la OTAN a su propio territorio.
