Con imágenes satelitales, Irrigación monitorea la calidad del agua del embalse El Carrizal
Se realizó una campaña de monitoreo para conocer la calidad del agua en el embalse El Carrizal, ubicado en la cuenca del río Tunuyán Inferior, en la zona Este de la provincia de Mendoza. Para el trabajo se contó con un radiómetro de campo y el apoyo de personal de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), ya que este monitoreo se enmarca en el Programa Nacional de Desarrollo de Tecnologías Satelitales (PROSAT II).
El monitoreo estacional de la calidad del agua está a cargo de la Dirección de Gestión Ambiental del Recuso Hídrico del Departamento General de Irrigación. Las jornadas de medición fueron coincidentes con el paso de los satélites Sentinel 2 y Landsat, para establecer una relación entre la imagen óptica y la información resultante de las mediciones de la calidad del cuerpo de agua. La utilidad del radiómetro es poder calibrar los algoritmos, teniendo en cuenta la interferencia dada por la radiación solar sobre el espejo de agua del embalse.
La actividad, dentro del proyecto INA-Conae-BID (Banco Interamericano de Desarrollo), denominado “Desarrollo de sistema geoespacial para el monitoreo de la calidad de cuerpos de agua interiores”, tiene como objetivo obtener algoritmos calibrados para cuantificar floraciones de algas en cuerpos de agua. Esto, mediante el uso de imágenes satelitales ópticas y evaluar el potencial uso de imágenes radar de apertura sintética de SAOCOM.
En este sentido, esta actividad ha sido planificada siguiendo la política hídrica de Irrigación, en donde se incorporan tecnología y controles conjuntamente con las mediciones. A partir de estos trabajos de campo, las mediciones in situ y posterior de laboratorio se vinculan con la imagen obtenida con el paso del satélite, para luego integrar toda la información y relacionarla estadísticamente con los datos obtenidos.
Para caracterizar los embalses por imagen óptica satelital se tiene en cuenta la radiación emitida y/o reflejada por la superficie del agua, la cual será una función de sus características físicas y químicas, y de la radiación que incide del sol.
También se utilizará esta información para clasificar los diferentes cuerpos de agua según su comportamiento óptico, detectar pigmentos específicos de diferentes especies de algas y elegir los algoritmos de correcciones atmosféricas que mejor se adecuen a cada caso de estudio.
Esta actividad es sumamente relevante para nuestro país, ya que permitirá evaluar la factibilidad de utilizar el sensor de la misión argentina SABIA-Mar para el monitoreo de la calidad de aguas en aquellas lagunas o embalses de difícil acceso y a su vez abarcar toda su superficie. A partir de los modelos que se logren desarrollar y validar, se pretende generar mapas periódicos de los indicadores de calidad ambiental mencionados, para ser utilizados por los organismos de gestión del recurso hídrico, como también consultados por otras instituciones y la comunidad de usuarios del agua.
El proyecto, que se inició en marzo de 2022, es coordinado por el Equipo de Limnología Aplicada y Calidad de Aguas del Centro de la Región Semiárida del Instituto Nacional del Agua (INA-CIRSA) y cuenta con la importante participación de una decena de organismos académicos, técnicos científicos y de gestión del agua de Argentina. Los profesionales que participaron en esta actividad fueron Pedro Rivolta y Javier Lezama, de parte de la Conae, y Ramiro Collado y Adrián Atencio, por el Departamento General de Irrigación.
Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza.